Para no romper con la rutina ya me he saltado unas cuantas reglas que me había impuesto a mí misma al iniciar este viaje. La primera: no coger jamás un taxi. Bueno, ¡ya llevo unos cuantos!
Los que me conozcan sabrán que mi perdición son los bigotes y las barbitas. Me encantan. Pero estando en Bangkok me he dado cuenta que hay bigotes y bigotes. Y barbas y barbas.
Tras 5 días en Bangkok tengo claro la palabra que define a esta ciudad. CAOS. Un caos infinito e inmutable de instantes que, cuidado, pueden arrollarte.
Cuando viajemos por el sudeste asiático (en particular Tailandia, Camboya y Laos) una palabra aparecerá de repente en todas nuestras conversaciones: “WAT”.